Desde abril de 2019, los chipi-gatis viven en un nuevo refugio. Este consiste en un dúplex acondicionado especialmente para ellos, con rascadores, juegos, areneros y camitas donde descansar.
Además, consta de un amplio patio (asegurado para que no puedan salir ni entrar) donde pueden salir a tomar el sol y a jugar.